jueves, 6 de enero de 2011

Estereotipos

Hace unos meses tuve la ocurrencia de publicar en mi blog personal una serie de capítulos que relataban una excursión que hice con mi marido, aficionado a los minerales, con otro aficionado por tierras burgalesas, para buscar piedrolos. La experiencia fue tan desastrosa, que como terapia de choque me puse a escribir este relato, en tono jocoso y de humor.

Hace unos días, un foro de minerales descubrió esta historia, y suscitó bastante interés e incluso interesantes reflexiones sobre cómo se veía la práctica de esta afición desde fuera. La mayoría de los participantes del foro parece que pasó un buen rato con la historia; en realidad tal era el objeto, aparte de la mencionada terapia de choque, claro.

Por otro lado, en mi blog recibí un par de comentarios, que además de insistir en la ya comentada "otra visión del asunto", señalaban que también ellos padecían nuestras incursiones a las compras, y que si no nos gustaba ir a la excursión, nos podíamos quedar todas juntas para poner a parir a nuestros respectivos. Y si no, pues siempre quedaba la opción del divorcio.

Ante mi réplica, siempre en tono irónico y de sorna, señalando que no me gusta ir de compras, que me encanta el deporte y que cocinaba de perlas, lo que a la sazón me convertía en la parienta perfecta (insisto, siempre en la línea de risotada del tema), va y uno de los comentaristas me suelta que compadecía a mi marido.

No voy a reproducir el hilo de comentarios que se suscitaron, bastante elevados de tono por cierto y que como bien comenté en el blog, lo convirtieron circunstancialmente en un portal de verduleras.

Lo que sí me parece interesante es un par de reflexiones:

1. Empiezo a estar un poco hasta la barriga de los clichés y estereotipos de mujer=pelmaza de las compras, o "las mujeres cuando se juntan nos ponen a parir". Personalmente siempre me ha irritado un poco eso de juntarnos, hombres, mujeres, perros o todos juntos en alegre comparsa, a despotricar de los ausentes. Me parece una falta de respeto, y que además no tiene género. En cuanto a lo de las compras, lamento comunicar al respetable que hoy por hoy, la pesadez de patear los centros comerciales por activa y por pasiva tampoco tiene género. Es más, me atrevería a decir que el género masculino, con independencia de su tendencia sexual, nos está ganando terreno poquito a poco.

2. Otro tema que salió fue, en esa vorágine de despropósitos, asociar el que a uno o una le guste la Esteban con la pasta que ganas al mes. Conozco muchos y muchas mileuristas, incluso gente en paro, que prepara certificaciones PMP, que estudia, que incluso ve documentales, y odia a la Esteban. Mientras que en mi propio trabajo, compañeros y compañeras de mi horquilla salarial son unos marujones de puñetera madre que están día sí y día también consultando trapitos en Internet, que están al día de todas las tendencias y sí, también de los avatares de la Esteban (a quien por cierto mi suegro llama "pastora", por llamarse Belén).

Así que a ver si ahora que comenzamos el año nos esforzamos un poquito en modernizarnos y nos dejamos de estereotipos apolillados que empiezan a sobrar en estos tiempos "modernos"...

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