lunes, 29 de noviembre de 2010

El lio de la gestión

A esta  menda, ciudadana de a pie la palabreja "gestión" tan "fashión-cool" ultimamente me está dejando confusa, perpleja, etc...

En apenas una semana, he tenido debates, asi como de barra de bar o cafetería en los que la tal gestión aparecía y reaparecía en la conversación multitud de veces. Mi hermana sicologa, no entiende por que en su ámbito predomina la gestión a la atención clinica. Cuando dice eso es que no está de acuerdo con el concepto de gestión empresarial. Curiosamente, por otro lado dentro de su lenguaje técnico habla de la importancia de gestionar los sentimientos", ¡ Vaya lio!. Con otra persona, afiliada a un partido político tuve  un pequeño rifi-rafe. Ella abogaba porque la clase política no tiene porque saber de gestión, para eso, dice,  están  los equipos técnicos y asesores. Para mi, al contrario,  es fundamental que una persona que se dedica a eso de la cosa pública debe saber que su  tarea prioritaria es la de gestionar recursos.

Ayer domingo tuve que ir al ambulatorio a urgencias a recibir la inyección de cada cinco días para mi lumbociática. Mi intención era recibir el agijonazo y punto: Gracias y agur.Pues no. El practicante, me recibio con un discurso sobre la mala situación de la sanidad pública, lo irrazonable de las reducciones salariales que están sufriendo,  el gran aumento de jefes y jefecillos con altos sueldos,..  pero el verdadero problema es "la gestión", añadía. En sanidad, según él, el error es "el hacer gestión", cuando lo que hay que hacer es "atención sanitaria".

Con semejante embrollo de acepciones de la palabra me ha venido a la cabeza mi padre cuando en sus últimos años de vida se pasaba un par de tardes a la semana, con varios amigos, todos con ese perfil de hombre ¡yo tengo lo razón porque lo dice aquí.! El aquí era la fotocopía del Diccionario de Maria Moliner y el lugar el bar Usategui en Algorta. Lo que que decia María Moliner iba a misa. Harina de otro costal era cuando discutían de historia; ya que cada uno iba con publicaciones de diferentes autores. ¿Ese día si que había trifulca!.

En recuerdo de mi padre y para salir de este atolladero mental recurro  al mismo sistema en versión digital. Y, me encuentro con que Gestión es :
  1. Acción que se realiza para la consecución de algo o la tramitación de un *asunto. *Diligencia.
  2.  Cuidado de un asunto o un *negocio. *Administración. (gralm. pl.) Actividad de la persona que está encargada de ellos.
Parece claro ¿verdad?. Entonces ¿por que tanto follón?

domingo, 21 de noviembre de 2010

Pikara Magazine. ¡Somos malas, podemos ser peores!




Seguro que si le hablo a mi madre de feministas se imagina la mujer a una cuadrilla de mujeres ásperas, de cara lavada y pelo cortado a tazón, con ropas andróginas y cartelones pidiendo la legalización del divorcio y del aborto. Y mucha gente todavía tiene ese estereotipo en la cabeza. ¡Gracias, feministas agrias! Estamos donde estamos gracias a vuestro carácter y a esos gritos desaforados y reivindicativos.

June Fernández, Itziar Abad, Maite Asensio y Lucía Martínez Odriozola.

Estas mujeres son lo mejor del feminismo actual. Frescas, transgresoras, peleonas felices. Les sale la rebeldía optimista por los poros de la piel. Caen bien a primera escucha porque sus argumentos están cocinados con clarividencia, ironía, humor. Y no pasan una, tienen un “alto ahí” para todo lo que huele a desigualdad.
No se si es casualidad, pero Lucía se pinta como Lidia Falcón: labios rojos sobre piel blanca. Como si quisiera remarcar la pasión que pone en lo que hace.
Ahora se han liado y aliado para poner en la red una revista pikaramagazine en la que cuentan la realidad con perspectiva de género. Y con calidad. Porque calidad es ver lo que pasa sin filtros, levantando las persianas hasta arriba, asomándose bien para mirar hasta el fondo de la calle.

Van a contar lo que quieren como quieren contarlo, ¿hay un reto mejor que ese en periodismo?

Las queremos un montón porque son de las nuestras. Las que nos defienden cuando nos quieren controlar, cuando nos arrinconan y nos ningunean, cuando nos agreden, cuando no nos dejan ser lo que pretendemos.
Pasión y coraje. Aurrera Pikaras!!


(Foto: http://momodice.blogspot.com/)

lunes, 15 de noviembre de 2010

El portátil y el bebé

Últimamente no estoy muy prolífica en este blog. Mi vida de maripuri primeriza me absorbe, y creo que no tengo ideas suficientes o experiencias relevantes que compartir a través de este espacio.

Por suerte, una buena amiga mía me ha abierto los ojos, como suele hacer de vez en cuando, y aquí estoy de nuevo, para romper una lanza, sin que sirva de precedente, por esos que nos acompañan a algunas y que se denominan de muy diversas formas: pareja, cónyuge, esposo, marido, novio, chaval, churri, y otros apelativos que no voy a plasmar aquí para no caer en el jorgejaviervazquismo.

Y es que la vida de maripuri primeriza no es fácil. Hay que bregar con las nuevas experiencias de la maternidad, gratificantes sin lugar a dudas, pero a veces muy estresantes; al mismo tiempo, seguir con tu trabajo, que por suerte para mí, sobre todo en los tiempos que corren, se presenta con buenas expectativas, y combatir los envites de las pediatras de frutería que te agasajan, por decirlo de alguna manera, con consejos y sugerencias de perogrullo que te encienden cual cerilla. Ello sin contar con mis suspicacias y escepticismo crecientes sobre las bondades de la guardería, para lo cual me remito a uno de los posts de mi blog personal.

En este marasmo de dudas y sinvivires, un apoyo no viene mal de vez en cuando. Y aunque mentiría si no dijera que mi madre se ha convertido en alguien imprescindible (no entra dentro del grupo de pediatras de frutería, a Dios gracias), mi marido Agus me ayuda como nadie a reflotar de vez en cuando. No voy a pararme a describir su participación en la actividad doméstica o en el cuidado de la peque, puesto que ambos entendemos que no se trata de colaborar o de participar, sino de contribuir cual comuna comunista al mantenimiento de la sociedad, léase familia, que entre los dos hemos construido. Vamos, que no me está haciendo un favor, sino que está haciendo lo que le corresponde, igual que yo hago lo propio.

Cuando hablo del tema del reflote, me estoy refiriendo a un apoyo moral, a una sensación permanente de que somos una piña en esto de salir adelante. Porque esto de la m/paternidad viene de repente, sin formación previa, y entre pañales y teta la vida de pareja sigue adelante, y aquí nadie te cuenta cómo te lo montas para conciliar. Ese será probablemente uno de los secretos mejor guardados en este mundo, porque de cara a la galería todo va superestupendamente de la muerte, pero a nada que rasques un poco, la realidad no es tan chupi.

Partiendo de esta realidad que creo que resulta casi incuestionable, no me queda otra en este momento que dar las gracias públicamente a Agus por ese apoyo incondicional. Que supongo que entrará dentro de las actividades de nuestra sociedad (la comuna socialista citada arriba), pero qué queréis que os diga, a mí me hace ilusión esa sensación de equipo integrado que tengo muchas veces, cada vez que vamos superando tareas en este proyecto. Desde organizarnos con la compra, apoyarme cuando la peque tiene mala noche, respaldar, aunque sea en silencio, mis discrepancias con los suegros, que a la sazón son sus padres, sus sms imprevistos, sus llamadas casi a todas horas, nuestra conversación tipo chat a través del mail. Y muchas otras. No resulta baladí el llegar a casa y saber que tienes a alguien que te respeta, te apoya y se apoya en tí, y que mantiene la misma ilusión y la misma llama que cuando nos conocimos. Da una sensación de fuerza tremenda.

Así que, gracias.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Pisa y la condición humana.


Me encuentro en la recepción del hotel donde nos alojamos en Pisa. Nuestro tour turístico por la Toscana llama a su fin. El siguiente día bien temprano cogeremos el vuelo de regreso. El cansancio se acusa incluso en la forma de mirar al recepcionista. Cansancio y confusión cerebral es lo que refleja realmente mi  mirada. Nos han timado como dos pringadas turistas   y lo quiero denunciar – esto está claro-. Pero,  ¿le solicito directamente la dirección de la oficina de turismo, lugar a donde dirigir la denuncia ¿. Le comento el caso para que me indique el organismo competente ¿ Se lo comento en castellano ¿. ¿ En inglés?. En italiano poco puedo decir aparte de “piccolo” y “bona  sera”… Con cansancio, cabreo y confusión empiezo a desgranar el timo que acabamos  de vivir en el bar cercano al hotel, y olvido la solicitud concreta que me había propuesto.

Estábamos agotadas de tanto patear calles y museos, habíamos decidido cogernos “un día sabático de turismo” y solo queríamos vegetar y poco más. “Pues nada, no pasa nada si no vemos más. ¡Mejor nos tomamos un chocolate con un brioche en esa cafetería tan chula, y … nos tiramos un par de horas. Pues eso. Pues vale. Nos queda pegada al hotel así que cuando nos cansemos seguimos vegetando en la cama”. Total acuerdo entre las dos.  Así que dicho y hecho. Entramos y nos sentamos tan ricamente a disfrutar de nuestra decisión consensuada. “ ¡Qué rico el chocolate!. ¡ Qué rico el brioche!.” -Uno sólo a repartir entre las dos-.  Pedimos la cuenta y, “mamma mia” 17 euros marcaba el ticket. Ojos que saltan de las orbitas, ganas de llamarles ladrones a la cara , no pagar, pedir libro de reclamaciones. Pero,  sale nuestro lado femenino: “seamos educadas y modositas”. ¿Nos podría enseñar la lista de precios, por favor? –le pido al camarero-  . La lista de precios reflejaba los precios de “mamma mía”, con una nota al final “Non fiscale”. Le pagamos poniendo caras de tormenta eléctrica.

Para cuando termino el relato el recepcionista ya había dicho varias veces “no pagan impuestos “porca miseria” y” locos-  locos”,  acompañado del típico gesto de índice de mano derecha apuntando sien con movimientos circulares. Yo que percibo complicidad y arrope. El lado femenino que se va. El masculino que llega: ¿Dónde denuncio?. Estos de la cafetería Ganbrinus son unos ladrones, se aprovechan del turismo y bla, bla, bla...

El recepcionista pronto y veloz se mete en la oficina me saca folios para escribir y para cuando me doy cuenta le oigo que está hablando por teléfono y escucho: signora, hotel, denunzia… ¿Signora podría ir a Hacienda a poner la denuncia ¿ - me pregunta- ¡Pues claro que si!. ¡Si  hay que ir, se va!. – le contesto- Cuelga, despotrica a gusto sobre Hacienda y me sugiere hacer la denuncia por escrito para que conste; ya se sabe,  las palabras se las puede llevar el viento.  Ningún problema. Escrito hecho. Recepcionista servicial que se ofrece a enviarlo. Tema zanjado. No. El  tema tenía múltiples y variadas vertientes. Ahora venía la de “la venganza en plato frío se sirve”. La complicidad y el arrope tenía su porque.
“Hace menos de un año – arranca el recepcionista en español salpimentado de italiano- , entre en el Ganbrinus con cuatro amichi, y nos quisieron cobrar 54 euros por cuatro “piccolo amaretto”. Nos negamos. ¡Por supuesto!. Pedimos llamar a la policía para aclarar el asunto. Al camarero de turno no le hace ninguna gracia, así que me agarra por la solapa, - continua el recepcionista aportando detalles-.  yo me defiendo, puñetazo va, golpe viene, cristalera se hace añicos acompañada con semejante estallido que casi se oye desde  la  Piazza dei Miracoli.  La Policía aparece. Yo soy el culpable. La sanción es una orden de alejamiento: durante un año no puedo pasar por delante de la cafetería.”

La satisfacción que le aportaba mi denuncia se le manifestaba hasta en los poros de la piel. Cada vez se le veía mas henchido de placer. La venganza comenzaba a hacerse realidad. Aún quería hacer algo más. Por mí,  por él. Quiero pensar, también, por lo que es justo.  El escrito original, mi denuncia, termina expandida en dos fotocopias. Una pegada en el Libro de Visitas de clientes del hotel, y ¿Qué va hacer con la otra? - me pregunto-  Y es ahí donde empieza de nuevo a narrar totalmente entusiasmado.  “ Pues es que tengo una amiga periodista que trabaja en el periódico local de Pisa que no le importaría, que no habría ningún problema para que salga publicada su denuncia;  ¿a Vd Signora , le importa?. A mi nada. Por el contrario, me parece muy bien, que todo el mundo conozca lo ladrones que son…- respondo- . No se si era colaborar con la justicia o que mi ego se crecía, se inflaba, se desparramaba: mi denuncia iba a salir publicada en Pisa. Al fin y al cabo, el ego no entiende ni de sexo,  ni de género masculino ó femenino. Es inherente a la condición humana.

Desde que he regresado de Italia, todos los días abro el correo electrónico con la esperanza de encontrar copia del recorte de prensa donde reconozca mi inconfundible escritura, inclinada hacia la derecha, picuda y curva con algún que otro tachón velando palabras inadecuadas. La promesa del recepcionista pisano aún no se ha cumplido.

martes, 2 de noviembre de 2010

Mis dos rebanadas de pan

 
Yo la loncha de jamón estoy  y vivo entre dos rebanadas de pan, tiernas, algunas veces; otras muchas,  parece como si quién ha amasado ese pan haya  querido añadir algún elemento sorpresa incorporando pequeños guijarros que hacen rechinar el pan. Desde hace ya un tiempo he descubierto que el pan no solamente cruje sino que también rechina. ¡ Conceptos éstos bien diferenciados!

Los guijarros son variados. De diferentes tamaños, colores y diversas  posiciones. En un día cualquiera, después de mi primer café mañanero en silencio para darle tiempo a mi cerebro lento en eso de los biorritmos a que se despierte sin sobresaltos, puede producirse, así de sopetón, sin aviso previo , una opresión de tal calibre de la rebanada de arriba, -osease mi madre-, que la pobre loncha de jamón,-  osease  yo-  siente el guijarro como una dentellada de tal magnitud que se queda turulata. Una subida inesperada de tensión, otra subida también inesperada de azúcar  un hinchazón o más bien dos, - mi madre tiene dos piernas- por retención de líquidos, …. Total, que la reacción ante la situación debe ser rauda y veloz.  Qué si llamo a su médico de cabecera, qué si llamo a mi hermanita Begoñita que sabe más que todos los médicos juntos, que si voy a todo correr  a la farmacia a contar la vida cotidiana de la casa y descubro todos lo pecados cometidos por la  sufriente. En definitiva, ese es un día de rebanada de pan duro.

Mi otra rebanada, os podéis imaginar quién es: mi hijo. Guapetón, jatorra con su cuadri, buen deportista y no tan buen estudiante, de esos que van poco a poco, pero llegan. Eso, al menos espero. Me ayuda a recuperarme de las dentelladas de la otra rebanada. Le coloca, bien, bien las pastillas de multitud de colores en el repositorio de medicamentos a su amama del alma, me calma y me serena. Pero, ay, ay, cuando le da por darme la dentellada: me la da, bien dada.

Los días de pan tierno son muchos, divertidos y enriquecedores y aunque  tres representantes de tres generaciones bajo el mismo techo nos es lo que digamos un familia standard para mí es la mejor familia  y que dure mucho, mucho tiempo.