miércoles, 25 de agosto de 2010

Sin más, lo hacemos ....

  
Hace menos de un año, un nuevo título se ha sumado a la larga lista de esos que abundan en mi trayectoria vital: soy madre. Tal vez por eso, y especialmente por  serlo por primera vez, el concepto de maripuri ha entrado en lo más profundo de mis carnes, ya que por primera vez siento y padezco la perspectiva y visión que muchos y muchas mantienen desde fuera (y aunque nos pese. Mucho siglo XXI y blablabla, pero luego la realidad es la que es, sobre eso que dicen que es ser mujer).

Reflexionando mientras duermo a la peque, o mientras le doy pecho (otro caballo de batalla con propios y extraños sobre él que hablaré en otro momento), me doy cuenta de que dentro de nosotras, como mujeres, se esconden muchas otras, lo que no sé si nos convierte en matriuskas vivientes o en maripuris multicéfalas. Somos la mujer trabajadora, la mujer ama de casa, la mujer amante amantísima, la mujer amiga, la mujer madre, la mujer hija, la mujer nuera. Y en todos y cada uno de estos roles se nos exige la perfección, el cien por cien, sin un ápice de desaliento. Y lo que más cachondo del tema es que, generalmente, lo conseguimos. Lo damos todo, generosamente, sin sensación de cansancio, sin sensación de cumplir ninguna obligación. Sin más, lo hacemos.

Pensando sobre el tema, no sé yo si se trata de un gen que alguien introdujo en nosotras con muy mala idea, o si se trata de algo cultural que espero que maripuris futuras superen o mejoren oportunamente. La cuestión es que todas andamos de acá para allá, con mil tareas en la cabeza, activas constantemente, que parecemos pulpos, oyes. Y por cierto, siempre estupendas, con la raya del ojo bien puesta (antes muerta que sencilla).

Por lo que disculpadme, pero que nadie se llame a error si me equivoco en algún momento y pretenden llamarme al orden. Yo también tengo derecho a ser imperfecta; por eso soy una de "las otras maripuris" :-).

La Maripuri primeriza.

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